lunes, 7 de junio de 2010

FELIPE IV.



Felipe IV, hijo de Felipe III y Margarita de Austria, reinó entre 1621 y 1665, tras e lfallecimiento de su padre el 31 de marzo, recién cumplidos los 16 años. En 1608 juró como príncipe y futuro rey de España.
Desde los reyes visigodos solamente Felipe III y él mismo tenían tal título. Como heredero recibió una educación propia de su rango, mostrándose con ganas en el aprendizaje del oficio real. Por los intereses de la monarquía se concertó su primer matrimonio con Isabel de Borbón (1615), a una edad muy temprana, con 10 y 12 años, respectivamente. En 1648 se casó con Mariana de Austria y de ambos matrimonios nacieron doce hijos, de los que solamente tres sobrevivieron: María Teresa, Margarita Teresa y el futuro Carlos II. Además tuvo varios hijos naturales, siendo el más célebre Juan José de Austria, fruto de una relación con Josefa Calderón.

El monarca fue un mecenas de las artes y las fiestas en la Corte, promoviendo la creación literaria, artística y teatral.
El monarca cedió los asuntos de Estado a la figura de los validos como favoritos reales, entre los que cabe destacar el Conde-Duque de Olivares (1621-1643), que intentaron acaparar las principales funciones del gobierno de la Monarquía. Los influyentes personajes de la Corte confiaban que el nuevo soberano llevaría a la monarquía hispánica a recuperar el prestigio y poder de tiempos pasados. Pronto se desvanecieron las expectativas ya que el monarca no se adaptó al modelo burócrata de Felipe II.

El reinado de Felipe IV, que intentó tener un carácter reformista, afrontó una recesión económica, con cuatro bancarrotas de la Real Hacienda (1627, 1647, 1656 y 1662). La crisis económica, que también se dejó sentir en Europa, tuvo una mayor repercusión en España por los elevados costes financieros de la política exterior que provocó una subida de impuestos, la retención de las remesas de metales preciosos de las Indias, la venta de juros y cargos públicos, revueltas contra el centralismo castellano.


La política exterior del Conde-Duque tuvo consecuencias negativas en el ámbito nacional. Los reinos de la Corona de Aragón se pusieron en su contra cuando se les reclamó una aportación para financiar las campañas europeas; en 1640, el Principado de Cataluña y Portugal se sublevaron contra Felipe IV, motines que produjeron la caída del Conde-Duque, sustituido por Luis de Haro.
En los últimos años del reinado, la Monarquía está sumida en una profunda recesión y crisis, en la que la autoridad real estaba cuestionada por amplios sectores sociales, además de las campañas militares contra Francia e Inglaterra. En el mismo año que muere Felipe IV (1665) se produce la derrota de España ante Portugal. Los 44 años de reinado de Felipe el Grande sellan la pérdida de la hegemonía española en Europa ante la indiferencia de una empobrecida población.

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